Este viernes, efectivos de la Prefectura Naval Argentina hallaron el cuerpo sin vida de un niño de apenas 3 años, que había desaparecido junto a su padre durante un paseo en lancha en las aguas cercanas a la ciudad de Reconquista, Santa Fe. La búsqueda, que mantuvo en vilo a una comunidad entera, tuvo su primer desenlace. El segundo, aún incierto.
La embarcación que alertó sobre el macabro hallazgo navegaba por el kilómetro 957 del Paraná cuando divisó lo que parecía ser un cuerpo flotando. Prefectura acudió de inmediato. El pequeño fue recuperado y trasladado hasta el kilómetro 950.3, en la zona conocida como largadero Molina. Minutos más tarde, el fiscal Norberto Ríos, presente en el lugar, confirmó la identidad del menor.
Su padre, un experimentado guía de pesca y vecino reconocido de Reconquista, sigue desaparecido.
Todo comenzó el martes. Padre e hijo habían zarpado desde Puerto Reconquista a bordo del yate “WALLY”, con destino a El Palma, una zona ribereña que conocían bien. La travesía estaba planeada para durar un día. Pero ese regreso nunca sucedió.
La alarma se encendió cuando la noche cayó sin noticias. El miércoles, las primeras pistas avivaron los temores: el yate fue hallado vacío, anclado cerca del riacho San Jerónimo. En su interior, los chalecos salvavidas estaban intactos. Ninguna señal de violencia. Afuera, el celular del guía reposaba en su camioneta estacionada, como si todo hubiera sido parte de una rutina habitual que, de pronto, se desvió hacia lo imprevisto.
La noticia golpeó fuerte en la ciudad. El padre era una figura conocida, no solo por su oficio, sino por su vínculo con la naturaleza y el río, que conocía como la palma de su mano. “Si alguien sabía cómo moverse por estas aguas, era él”, comentaban vecinos entre lágrimas.
Prefectura activó un operativo con buzos, drones, lanchas y el respaldo de autoridades locales. Incluso el intendente Amadeo Enrique Vallejos se sumó personalmente a los rastrillajes. Amigos, colegas, conocidos, todos se hicieron parte de una cruzada desesperada que, por ahora, solo ha devuelto una parte de la verdad.
El caso sigue bajo investigación. La autopsia al cuerpo del niño podría aportar nuevas certezas. Mientras tanto, el Paraná sigue su curso, impasible, como si no llevara consigo las huellas de un drama todavía incompleto.